Como casi siempre resulta pintoresco resaltar los origenes de una empresa y sentir poco menos que añoranza al recordar los tiempos en que Matrimur nace en el año 1988, de la inquietud de tres compañeros de trabajo de un taller de matricería y portadores de un virus llamado mecánica. Con un capital social de 500.000 Pesetas y un préstamo avalado con todos los bienes, de sus padres, emprenden la aventura trabajando sin límite de horario y con la certeza de que durante mucho tiempo los beneficios serán destinados solo a cubrir inversiones.
Una política austera, a la antigua usanza, nos marcará para el futuro como la unica posible, crecimiento lento pero seguro, minima dependencia del crédito y máxima apuesta por la I+D+I. Aunque por entonces estas siglas apenas tenian significado.
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